La espera de un perro llegó ahora a mis 33 años, sé que será risible para muchos, pero para mi, es un sueño echo realidad.
Cuando era niña siempre quise un perro, era mi mayor ilusión, el perro de mis sueños era un perro lobo, como le llamaba en ese entonces.

Lo relacionaba todo el tiempo con la nieve y esos paisajes de película, me parecía imposible tenerlo, un perro que pertenece al frío, era como tener a un oso polar en Hawai, aún a mi corta edad no me parecía que fuera su hábitat, ahora sé que los han adaptado a lugares más calurosos, mmm, tengo mis dudas.
El segundo perro disponible en mis sueños fue un golden, me fascinaba su pelaje y su estatura, un perro de verdad, de ese tamaño, sería aún adolescente, cuando los golden eran mi peluche predilecto. Tiernos, con esa carita de yo no fui.

Cuando crecí y era un poco mas grande, vi que cada vez era mas dificil tener un perro, mis ocupaciones eran la escuela, los estudios, no tendría tiempo para cuidarlo, y el espacio seguía siendo pequeño, siempre tuve la consciencia y mucho me lo inculcó mamá, que un perro necesita espacio, y no aventarlos a las azoteas como se acostumbra en las ciudades, por la falta de espacio.
Pasó un tiempo, pero después pensé que un labrador podría ser una buena opción, no era tan grande y era muy lindo, el preferido es el color chocolate, tenía que ser de un color antojable.
Así paso el tiempo, y mis prioridades fueron otras, me casé y después de un tiempo llegó Tobias. Un Weimaraner, poco conocido para mi, los otros perros los estudié y sabía que por lo menos los dos últimos eran para mi, por mi carácter, era el perro ideal. Pero el weimaraner me llamaba la atención, su color gris, siempre me gustó ese color en los perros, y era mediano-grande, como siempre me gustaron, pero…. estaba preparada para tener mi primer perro??? y para tener un
WEIMARANER?…..
Un cachorro de cualquier raza es una locura, todos son hermosos, pero que tal cuando crecen, si no tomamos consciencia entenderemos que no es cualquier cosa que se tome a la ligera.
Nunca tuve un perro hasta ahora, y es una experiencia fabulosa, pero al principio no fue así.
La primera noche fue tan fatal, que me arrepentí, momentáneamente al siguiente día, estaba asustadísima, dije: "En que me metí", no me había caído el veinte de la RESPONSABILIDAD tan grande que había adquirido, cualquiera diría, "Hay pero, un perro no es para tanto", pero para mí si.
En primera porque nunca había tenido un perro, no sabía que era cuidar de uno, sobre todo cachorrito y otra es que para mí, los perros al igual que los animales, representan algo muy significativo, son seres vivientes, con inteligencia y un alma, para mi son seres sintientes, que sufren, que lloran, que extrañan, que se ponen felices, y me es muy importante que vivan de una manera correcta y adecuada, no son un objeto, que se pueden arrumbar o dejar solos todo el tiempo, merecen nuestra atención y respeto, no solo cariño.
Pero pasando los días, me fui encariñando con él, como era natural, pero sobre todo, supe que SÍ PODÍA. Es todo un reto educarlo y que sea un perro respetuoso y que sepa de límites, lo cual muchas personas no ponen cuidado en eso, pero para mí un perro bien educado y armonioso es un perro valioso y de gran admiración.