lunes, 22 de septiembre de 2014

Un nuevo integrante en la familia

Tobias Amadeus, llegó a casa un 23 de agosto de este año 2014, nació el 12 de julio y éste sábado 20 de septiembre cumplió 10 semanas, es un pequeñín todavía, pero crece bárbaro.






Recuerdo el primer día, lloró interminablemente, prácticamente cada hora se despertaba y cada hora nos levantábamos para calmarlo, decidimos desde el primer día, que no dormiría con nosotros, pero sabemos que eso fue muy difícil para él. Al siguiente día durmió abajo nuevamente, pero, Yo, dormí cerca de él, en el sillón. desde esa noche escalofriante.. no volvió a llorar, UF!,porque no solo lloraba, AULLABA y todo obscuro….(aún no se me olvida aquella noche).

La primera semana que me quedé con él abajo, se acercaba para ver si estaba ahí, quería subir al sillón conmigo, pero no lo dejaba, lo mandaba a su cama y se iba renegando, la segunda semana pude subir de nuevo a mi dormitorio, pero dejaba un bulto de cobijas para que supiera que ahí estaba Yo; y nos subíamos cuando se dormía, con el mayor silencio posible.

Nos costó trabajo porque aunque ya no lloraba, subía las escaleras y nos buscaba arriba. Pero poco a poco se fue acostumbrando, hoy a 2 meses y medio, nos subimos sin problema, aún cuando esta despierto, pero obviamente le apagamos la luz, para que sepa que es hora de dormir.

Al parecer Tobias parece un cachorrillo, tierno y dulce, y si lo es, pero también es un diablillo, como dice su veterinario acerca de esta raza, tiene energía para toda la noche, cuando ya debería descansar, se queda abajo pero tarda en dormirse, ahora con mayor altura, alcanza el sillón, y no le basta su cama alcolchonadita, el sillón le parece mejor, ya alcanza la mesa de centro y muchas cosas, por lo que está resultando demandante que tenga su propia casa afuera, en el jardín.

Obviamente esto lo digo con mucha tranquilidad, pero hace unos días, tan solo sacarlo al jardín me parecía terrible, ya que al principio como todo cachorro, lloraba y éste como buen Weimi, aullaba; claro la separación aún en el jardín le parecía doloroso. Poco a poco también lo fuimos dejando por lapsos, hoy después de un mes de intenso trabajo, se ha quedado casi todo el día tranquilo y sin llorar.





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